Reseña: Nacido en pecado

Titulo: Nacido en pecado
Titulo original: Born in sin
Autor: Kinley MacGregor
Saga: MacAllister #3
Género: Romántica / Histórica
Editorial: Zeta romántica - Ediciones B
Páginas: 366
ISBN: 9788496778269

Aunque pocos escoceses pueden igualarla en su habilidad con la espada, Caledonia MacNeely debe afrontar un inesperado desafío cuando se ve ofrecida en matrimonio al abyecto Lord MacAllister, apodado «Sin (Pecado)». Aunque ese misterioso desconocido la llena de temor, tanto por las oscuras murmuraciones que lo cubren de infamia como por el calor de su contacto, Gallie debe obedecer las órdenes del soberano, pues con el destino de su clan pendiendo de un hilo no le quedan muchas alternativas.

MacAllister, por su parte, sufre el rechazo de todo el mundo desde la más tierna infancia, por lo que ha aprendido a despreciar su herencia escocesa. Ahora, en cumplimiento de una peligrosa misión, deberá regresar a las detestadas Highlands tras contraer matrimonio con una joven seductora, cuyos cabellos rojos son un reflejo de su fogoso espíritu.

Soy fanática de la diosa autora y a pesar de ello puedo llegar a plasmar en esta reseña algunas pequeñas/grandes cosas, errores y clichés en las que recae en sus historias.

Es bien sabido que la autora tiene una gran fascinación por presentarnos historias conmovedoras, donde los personajes masculinos han tenido que vivir las más horribles situaciones inimaginables, y éste libro no se queda atrás. No voy a mentir, disfruté mucho el libro y reí y lloré, pero también pude divisar ciertas cosas que no me gustaron y no lograron que me zambullera del todo en la historia.

Sin conocía la guerra. Su hogar era el campo de batalla; su espada, su escudo y su caballo  eran las únicas cosas que sabia que no le fallarían jamás.
  Y ni siquiera estaba demasiado seguro acerca   de su caballo.

Mi crítica en el blog será un poco más suave de  aquella que hice en goodreads, porque esa fue hecha  inmediatamente terminé de leer el libro y debo decir que no me sentía muy bien con el final, además de tener los ánimos exasperados. Ahora con la cabeza fría puedo argumentar un poco  mejor. No quiero extenderme así que iré al grano.

 El papa se refería a Sin llamándolo Engendro Predilecto de Satanás. 

Los padecimientos que tuvo que soportar Sin –nuestros protagonistas- fueron tan horribles, que agradezco mucho a la autora por no detallarlos, pero he ahí el problema. Los sucesos eran mencionados, se dejaba entrever lo ocurrido, pero nunca explicaba de manera concisa los -la gran mayoría- hechos del pasado, así que al momento que estructurar la personalidad de los personajes basadas en las calamidades vividas, esa huella no se dejaba ver de la manera que debía. Esperas algo oscuro, tormentoso… un fantasma de sufrimiento que te arrugara el alma, pero muchas veces sentía que la autora en su escritura se quedaba corta. Era como si cualquier cosa cambiaría al protagonista, a pesar de que te ha mencionado que es reservado y cauto, conociendo todo aquello que le ha tocado padecer. No sentía que transmitía lo suficiente, le falto más vehemencia en los sentimientos importantes.

  Una esposa. Sólo pensarlo hacía que se le revolviera el estomago. ¿Qué iba a hacer él con una esposa? 

Otra cosa que no  me gustó, fue que la autora simplemente permitiera que Sin perdonar sin más, tan sólo porque alguien se disculpara. Hay algunas cosas –no sé si estoy siendo muy rencorosa- tan atroces que un simple lo siento y un cambio abrupto no cambian el efecto ni las consecuencias, porque la víctima nunca ha tenido porque soportar en primer lugar esa clase de tratos inhumanos.  Hay que toma en contexto las situaciones y darnos cuenta de la dimensión que éstos tienen.

 —¿Puedo pensar en las tartas rellenas de carne de mi madre?

 —Claro.

 —¿Puedo pensar en el caballo de tio Aster?

 —Me parece muy bien que pienses en eso.

 —¿Puedo pensar...?

 —Jamie, ricura, ¿puedes hacerme el favor de pensar para ti sólo.
   El niño suspiró con abatimiento, como si la carga de pensar para él sólo fuera más de lo que podía soportar.

¡Tranquilos! Ya se terminó lo que no me gustaba, ahora viene lo que me gustó. El libro tiene diálogos increíblemente ingeniosos, en incontadas ocasiones me reí como una maniática. Todo el libro mantiene una gran cadencia, es entretenido, interesante y presenta giros tan inesperados que siempre estás a la espera de algo nuevo. Es la clase de libros que hace que tu estomago se encoja porque ocurren esos sucesos tan emocionantes que no sabes si saltar o gritar. La relación de Sin y Callie es tan bonita, sobre todo la ternura y la paciencia con la cual Callie intenta conquistar el duro corazón de Sin. El chico a veces era tan tierno y en otras sufría tanto que me daban ganas simplemente de abrazarlos, ¡yo te quiero Sin! Es que no se  puede esperar golpear de mil maneras un corazón y esperar que siga funcionando igual, simplemente se aprende a devolver los golpes.

   —Me parece que Sin se nos has enamorado —se burló Braden—. Lochlan, más vale que traigas un sacerdote para que lo exorcise. 

Yo amo el romance de época y nacido en pecado es un buen ejemplo de este género, teniendo como mayor atractivo lo diferente que puede llegar a ser Sin. Los personajes secundarios logran aportar buenos momentos a la historia, adoré al parlanchín de Jamie (el hermano menor de Callie), Simón fue un elemento que aportó momentos graciosos. Lo mejor de todo el libro fue esos grandes sacrificios a los que estaba dispuesto Sin con tal de salvar a aquellos que amaba, a pesar de todo los ultrajes, incluso del hecho de que ni siquiera le hubieran puesto nombre, adjudicándole Sin, porque según ellos él había nacido en pecado. El gran protagonista es él, y me hace muy feliz que ese pobre, tierno y muy guapo hombre tuviera su final feliz. Demasiado sufrimiento para una sólo vida. 

PUNTUACIÓN: